La educación desde el Corazón

por | Oct 8, 2021 | Opinión | 0 Comentarios

En la actualidad no tenemos acceso a una realidad objetiva o al reconocimiento de las verdades absolutas, nos enfrentamos al cambio fundamental en la comprensión de la experiencia humana como un paisaje de sorprendentes formas de enfrentarse a las nuevas realidades que el mundo globalizado presenta. 

Hoy existe diferentes aristas de ver el mundo, ya no hay una forma objetiva de verlo y de creer que existe una verdad única, trascendente y universal, debemos acostumbrarnos a optar por el multiverso, es decir, que hay muchos dominios legítimos y diferentes realidades para explicar las experiencias inmediatas o la praxis de vivir la educación. 

Es necesario transforma la cultura machista impuesta en la educación, la cual se caracteriza por ser individualista y en la cual nos encontramos inmersos. Desde esta perspectiva no dejamos fluir lo humano y la expansión del entendimiento que permite fluir el conocimiento por la otredad, que legitima el respeto por el otro. 

Desde la educación podemos iniciar procesos para curar la ansiedad, el e-estrés, el olvido, la ausencia, el agobio, la depresión, entre otras enfermedades provocados por el desamor, causadas por la falta de ayuda por el dolor causado en la forma de vivir, siempre preocupados por el tener más que por el Ser. 

Es fundamental que el estudiantado y docentes, recuperen la visión del vivir en plenitud, a través, del vivir cada momento relacional, que implica un cambio conductual modificando el con-vivir, recuperando el fluir conductual dentro de aula (virtual) para el saneamiento y respeto por uno mismo y por el otro, en un ambiente de bienestar relacional reflexivo. 

El operar del aprendizaje debe estar lleno de emoción, pasión y entusiasmo, un ritual que contagia transformación, los mejores docentes son aquellos que con alegría han podido impregnar el conocimiento que marca nuestra vida, llevando siempre la energía de confianza, compromiso, transformación, diálogo, pero sobre todo el amor a su profesión. 

La función del docente es recrear en el aula la vida real, la historia, las inteligencias y las vocaciones del estudiantado, su labor es ampliar la imaginación y creatividad del dicente factores importantes para determinar su futuro, algo que no podremos lograr con el actual sistema educativo que ha demostrado ser obsoleto y ha fracasado ante las adversidades globales. 

 No podemos seguir con la ceguera ante los acontecimientos que atraviesa el estudiantado, cada día más preocupados por la subcultura del entretenimiento vació, que fomenta el individualismo posesivo, alejados de la solidaridad y el compromiso con la sociedad. Estamos frente a una servidumbre del conocimiento que esclaviza la imaginación. 

Para competir con aquello que racionaliza y genera inconciencia, es necesario, provocar un aprendizaje divertido, partiendo de los conocimientos previos del estudiantado, teniendo en cuenta lo que les interesa y motiva a trabajar desarrollando sus capacidades concretas en aulas abiertas.  

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