Hoy estamos ante un cambio de época que inicia la declinación de antiguos y el ascenso de nuevos paradigmas creando vulnerabilidad institucional debido a que las “reglas del juego” del desarrollo educativo en procesos de enseñanza aprendizaje están caducando, lo que hace necesaria la búsqueda de una nueva coherencia institucional apropiada al nuevo contexto. La innovación relevante emerge de procesos de interacción social, es decir, con la participación calificada de los que necesitan de ella y/o serán por ella impactados, la comunidad educativa.
Hablar de innovación educativa implica la utilización de nuevas estrategias, métodos y recursos didácticos adecuados para poder transmitir de una mejor manera los conocimientos al estudiantado. La innovación es sinónimo de creatividad, intención, investigación, mejora, nuevo, proceso y reflexión, introducir novedades que provocan cambios, los cuales pueden ser drásticos o progresivos, en cualquiera de los casos el cambio es para mejorar; la innovación nos invita a pensar nuevas formas de aprendizaje mediante un proceso continuo, desarrollando habilidades que le permitan tanto al docente como al estudiantado un mejor proceso de formación educativa.
La creatividad, participación y protagonismo del estudiantado y docentes, son elementos fundamentales para el desarrollo de la innovación, además, el proceso reflexivo constante entre los sujetos del hecho educativo es esencial, así como el quebrantamiento permanente de los paradigmas tradicionales. En este caso, su relevancia depende de su contextualización, que propone no entregar el pescado sino compartir “el arte de hacer anzuelos” para que talentos locales, que conocen sus aguas y sus peces, estén en capacidad de construir anzuelos en los tamaños y formas requeridos por sus realidades, necesidades y aspiraciones.
La innovación no es sólo hacer cosas distintas sino hacer cosas mejores, requiere un cambio de cultura organizacional, aprendizaje organizacional y clima organizacional, para ello se debe de considerar la formación del “Talento Humano” a través de los programas pedagógicos que respondan a las necesidades de efectividad, las actitudes de desempeño, su disponibilidad de tiempo, la existencia de referentes y ejemplos de buenas prácticas educativas, lo que representa los retos básicos y urgentes para el docente ante la innovación: el reto de del cambio de método, la nuevas nomenclaturas, códigos y el reajuste a las prácticas del proceso de aprendizaje.
Dentro de las certezas que hoy encontramos y que estamos seguros deberán continuar prevaleciendo se relacionan con el compromiso de una excelente docencia, la cual es un componente en la formación del estudiantado, lo que ellos aprenden depende del interés, esfuerzo y capacidad del docente, pero también puede estar determinado por un bueno o mal mediador del conocimiento. Debemos de Innovar la forma de Innovar los procesos de educación.
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