Los ciudadanos somos testigos, más no protagonistas, de la lucha por el poder político en la mayoría de los países. Los “juegos de la política” se convierten en elementos peligrosos para cualquier democracia. Grandes pensadores lo describen como la “teoría del juego” y que no fue diseñada exclusivamente para analizar los comportamientos políticos de una sociedad, sino más bien como un enfoque válido para comprender la real dimensión y funcionamiento de las diversas instituciones sociales.
Antes y ahora existen “luchas” políticas motivadas por conflictos de ego, estatus y poder. La agresión entre los contendientes políticos usando las más insólitas artimañas es aceptado como algo normal, se trata de desacreditar al otro y en la mayoría de los casos inventando o creando historias para generar dudas, ya de nada valen los pactos de no agresión entre las clases políticas.
No es la política la mala, sino son los políticos los que la usan para generar caos y crisis. La naturaleza de los partidos políticos debe caracterizarse por ser democráticos, innovadores, plurales y amplios para fortalecer el Estado de Derecho buscando obtener el poder público para transformar favorablemente la realidad de los países y propiciar el desarrollo integral de las naciones.
Los partidos políticos a través de los políticos desde ser un instrumento al servicio de los estados en su esfuerzo por alcanzar un nivel de vida mejor de sus habitantes, abrazando los ideales de libertad e igualdad, el destino común de los bienes públicos, el respeto a la dignidad de la persona, la justicia social, el desarrollo económico y la defensa por los derechos humanos.
Es fundamental humanizar la política desde la política, con agrupaciones y políticos que sean respetuosos, incluyentes, solidarios, justos, dialogantes y capaces de ponerse de acuerdo, éticos, firmes, transformadores, eficientes y eficaces para que trabajen con transparencia y al servicio de la población.
La humanización de la política debe también extenderse a quienes desde la sociedad civil cumplen un papel importante para la consolidación de los estados, con organizaciones y grupos que engloben a la diversidad de personas para que de manera colectiva tomen decisiones en el ámbito público fuera de las estructuras gubernamentales como un prerrequisito para la democracia.
Las sociedades reclaman liderazgos modernos, innovadores, para el presente y futuro, dejando de lado las prácticas tradicionales. Líderes que hagan fuerza común para luchar contra el racismo y los males endémicos sociales y sus manifestaciones a través una permanente labor de reeducar y concientizar a nuestras sociedades. Humanizar la política desde la política, es descubrir, convencer y apoyar a nuevos líderes para la humanidad -más que para la política- a transformar a las sociedades para transformar al mundo. Las sociedades necesitan líderes humanos, ya no más políticos que usan a la política para su propio beneficio.
Hasta la próxima semana.
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