Hacer educación presencial o en línea desde una escuela, instituto o universidad requiere de un compromiso de preparación con excelencia académica, tanto teórica como práctica, que lleve consigo dominio de los conocimientos para que le sean útiles a los estudiantes y con un conocimiento profundo del ámbito cultural, económico y social en el que han de vivir y trabajar, familiarizado con la cultura que lo rodea y sus problemas; y, entender y apreciar sus ricos y fecundos valores que hay que explotar y a la vez cuidar.
Las necesidades sociales retan para que quienes hacemos educación el saber innovar permanentemente a fin de que las nuevas generaciones de profesionales desarrollen su creatividad y originalidad para que, de modo habitual, descubran e implementen soluciones siempre mejores que las que se vienen dando; que perciban la realidad sea la que sea con objetividad; y, no ser arbitrariamente selectivo y distorsionador en la percepción de esta.
Ser educador debe significar defender la verdad y la autenticidad, así como vivir en consecuencia, rechazando la mentira, la falsedad, la trampa, la hipocresía, luchando siempre por la abolición de las ficciones sociales. Significa además tener libertad, no para sacar ventaja, sino para vivir con más creatividad y generosidad, teniendo una actitud de servicio a los que nos rodean y a las sociedades; y, seguir trabajando para no ceder al ciego afán de poder y de dominio sobre los demás superando el egoísmo y la vanidad narcisista.
Significa también, trabajar para profundizar nuestra conciencia ética sintiendo, viviendo y promoviendo los grandes principios humanistas; la sublime dignidad de todo ser humano, el respeto activo y profundo que cada uno merece, la comprensión de los conglomerados sociales distintos del propio, sensibilidad humana para no pasar de largo ante el dolor; preocuparnos creativamente ante las situaciones sociales de incultura, desnutrición, desempleo y, en general, de las injusticias endémicas que laceran a muchos de nuestros hermanos.
Hacer educación con calidad nos debe invitar a pensar en los próximos años, seguir trabajando por la excelencia académica que nos reta cada vez más a encontrar mejores respuestas en aras de formar los mejores profesionales orientados al servicio social.
La visión educativa de hoy debe trascender este momento histórico y transformarla en lecciones de aprendizaje para el mañana, tomando en cuenta las acciones apostólicas concretas ajustadas a una amplísima diversidad de lugares, tiempos y personas como el fin y el sentido último de la vida y la misión en el ámbito personal y comunitario.
Es tarea de todos mejorar cada día más como educadores para lograr mejores personas y profesionales y así repensar como sociedad las mejores estrategias para enrumbar el camino a la paz social y a la dignidad humana.
Hasta la próxima semana.
0 comentarios