En respuesta a las crisis sociales, políticas y económicas es necesario buscar respuestas inmediatas que ayuden a revalorar al ser humano y ponerlo en el centro de los estados. Un análisis objetivo nos permite concluir en que los modelos políticos actuales han fracaso especialmente en la región y tenemos la harta necesidad de buscar una luz que sea la guía e inspiración de nuevas sociedades que respondan a los nuevos retos de la humanidad.
En el siglo XV nace el Humanismo como movimiento para responder a los problemas sociales de la época y ha ido evolucionando a través de la historia inspirando a las sociedades para buscar las condiciones para una convivencia social basada en los valores humanos de la época.
El humanismo en el siglo XXI es diferente al de sus inicios ya que las condiciones de vida han evolucionado y la humanidad está más comprometida a evitar su propia extinción no solo desde el cuidado de la naturaleza, sino más bien y principalmente a través de valores humanistas de solidaridad, tolerancia, acceso a los derechos sociales para vivir dignamente.
Este conjunto de principios y valores que a sus inicios se inspiraba en la religión y colocaba a Dios como creador, es fuente para el inicio de otras ciencias sociales subsidiarias que tratan de especializarse para su estudio y desarrollo en los fundamentos humanistas.
La historia nos ha regalado a estudiosos y escritores que han servido de inspiración para otros. Muchos han creado sus propias doctrinas, la mayoría buscando desde su propia perspectiva filosófica, el servir a los demás y defenderlos de las injusticias. Sin embargo, la más clara es la doctrina humanista cristiana, fuente de inspiración para filósofos e incluso políticos que ayudan a reflexionar sobre el sentido de la vida y su praxis política.
El humanismo es valorar al ser humano como individuo y respetar su condición humana bajo el sentido de la empatía y el respeto a sus creencias religiosas, ideas políticas, libertad de opinión y pensamiento, etc. que le permita sentirse parte de las sociedades; y, constituirse como la base para construir un nuevo modelo que involucre a todos lo que permitiría finalmente avanzar para usar los valores humanistas.
Las sociedades tienen hambre de verdad como parte de nuestra naturaleza, y a través del Humanismo podemos conseguir la tan ansiada humanización desde los estados para garantizar la justicia, la ética, la solidaridad, etc.
Nos encontramos como sociedades en el momento indicado para reconvertir a la política en instrumento de esperanza y realidad, bajo principios humanistas sin que ningún grupo político se lo apropie y que trate a todos por igual, sin importar la raza, idioma, sexo, religión, edad, etc., donde tengamos como concepción que el ser humano es libre y son los estados quienes deben de garantizarles vidas dignas. Está es nuestra última oportunidad, hagámoslo por nuestros hijos y por los hijos de nuestros hijos.
Hasta la próxima semana.
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