Por Fredy López |
En la época de la Revolución del ’44, 22 fincas, de más de 8,960 hectáreas, poseían el 13.4% de la superficie total, siendo además las mejores tierras. Esta situación plantea claramente que un minúsculo y privilegiado círculo de terratenientes, que constituían el 0.32% de todos los propietarios, poseían casi la mitad de todas las tierras cultivables. Dentro de la última categoría estaban las tierras de la United Fruit Company, UFCO, en Izabal y Escuintla, de las cuales grandes extensiones permanecían ociosas.
Durante los gobiernos de Arévalo y Árbenz se produjo un cambio radical en la historia agraria de Guatemala, específicamente con el Decreto 900 «Ley de Reforma Agraria». Se planteaba erradicar la propiedad feudal en el campo y eliminar las relaciones de explotación en todas sus formas.
Como es ya conocido, con la intervención norteamericana el proceso fue revertido, consecuentemente la tenencia y concentración de la tierra se mantendría vigente en el país. A partir de 1954 con la Contrarrevolución, el Ejército mantuvo el control del Estado guatemalteco. No obstante, existía preocupación tanto en sectores del Ejército, del gobierno y los terratenientes, por el estallido que significaría revertir radicalmente el proceso instaurado durante la revolución.
Para ello el gobierno de turno emitió dos decretos. El primero fue el número 31, que en el fondo buscaba evitar los conflictos en el campo, contener la movilidad social, mientras se les devolvía la tierra a los finqueros latifundistas que fueron expropiados.
El segundo fue el decreto 559 de 1956, el cual, reforzaba las siguientes medidas: Que los campesinos se vieran imposibilitados de presentar amparos, a organizarse para defender sus derechos sobre la tierra y ejercer presión sobre las autoridades. Seguramente esta medida tenía la intención de convertir a los campesinos en actores pasivos de las parcelas privadas. Obviamente ese era el objetivo de la Contra Reforma Agraria. Por consiguiente, la desarticulación y destrucción del movimiento campesino y sindical (la represión) fue nuevamente el instrumento utilizado por las fuerzas militares y el Estado.
Gran cantidad de tierras fueron arrebatadas de las manos de los campesinos. Se establece que en total, de 765,233 manzanas de tierra expropiadas bajo la Reforma Agraria, 603,775 fueron devueltas. La UFCO recuperó aproximadamente el 99.6% de las tierras que había perdido.
La Ley de Transformación Agraria fue promulgada en 1962 por medio del Decreto No. 1,551. Con este Decreto, se institucionalizó la política sobre tierra, la cual estaba orientada a la colonización de tierras nacionales así como la privatización de baldíos. Esto significaba «una política de no afectación del sistema de tenencia de la tierra y por tanto, garantizar la concentración de la misma en pocas manos»
Después de aprobada la Ley de Transformación Agraria, para su cumplimiento, se creó el Instituto de Transformación Agraria -INTA-, que se ocupó de la política de entrega de tierras. La forma de repartirlas fue a través de parcelas pequeñas, estas tierras estaban ubicadas en áreas de baja productividad o completamente improductivos.
Esta institución definió la geografía de lo que después sería la FRANJA TRANSVERSAL DEL NORTE como la parte norte de los departamentos de Huehuetenango, Quiché, Alta Verapaz e Izabal, y ese mismo año sacerdotes de la orden Maryknoll que trabajaban en Huehuetenango y Quetzaltenango, y de la orden del Sagrado Corazón, en Quiché, inician el primer proceso de colonización, conjuntamente con el INTA, llevando a los primeros colonizadores del altiplano (Huehuetenango, principalmente) al sector Ixcán. Cuatro años después, en 1968 se conformaron cinco parcelamientos (Mayalán, Xalbal, La Resurección, La Unión, Selva Reina y Los Ángeles). Maryknoll, nombre común de la Catholic Foreign Mission Society of America es una sociedad de vida apostólica católica y mayoritariamente estadounidense fundada en 1910 y dedicada al ministerio misionero.












