Con información de Fernando Castellanos.
El general José María Orellana Pinto (1872-1926), ingeniero, militar y político guatemalteco, murió un día como hoy en Antigua Guatemala, bajo circunstancias que hasta hoy se consideran sospechosas.
Orellana llegó a la presidencia tras derrocar en 1921 al mandatario Carlos Herrera y Luna, en un golpe de Estado en el que se señaló la influencia de la United Fruit Company. Durante su administración (1921-1926) se instituyó el Quetzal como moneda nacional, se consolidó el sistema bancario al fundar el Banco de Guatemala, y se ratificaron las concesiones otorgadas por Manuel Estrada Cabrera a la frutera estadounidense, que Herrera había rechazado.
Nacido en El Jícaro, El Progreso, el 11 de julio de 1872, fue egresado de la Escuela Politécnica como subteniente de Infantería y luego como ingeniero topógrafo. Se destacó en la educación militarizada impulsada por Estrada Cabrera y dirigió el Instituto Nacional Central para Varones entre 1902 y 1904.
El general Guillermo Flores Avendaño, quien fue su subalterno y años después presidente de Guatemala, lo describió como un militar de gran prestigio: “Valiente, sereno, ilustrado, caballeroso, generoso cuando había que serlo y enérgico e inflexible cuando lo exigía el mando”.
La madrugada del domingo 26 de septiembre de 1926, Orellana falleció en el Hotel Manchén de Antigua Guatemala.
El Diario de Centro América informó que un ataque de angina de pecho fue la causa del deceso, pero las versiones de envenenamiento nunca desaparecieron. Tenía 54 años y fue enterrado con honores de Estado en la capital.
