Por Fernando Castellanos |
El área de Quetzaltenango formó parte de la región que integró el efímero Estado de Los Altos, cuya existencia (1838-1840) forzó al Estado de Guatemala a reorganizarse en siete departamentos y dos distritos independientes:
Departamentos: Chimaltenango, Chiquimula, Escuintla, Guatemala, Mita, Sacatepéquez y Verapaz.
Distritos: Izabal y Petén.
Desde la época colonial, los criollos de la región habían buscado mayor autonomía frente a los capitalinos, quienes controlaban el comercio con España. Incluso, durante las Cortes de Cádiz, se solicitó la creación de una intendencia en Los Altos con autoridades propias, aunque la independencia de Centroamérica canceló momentáneamente esa posibilidad.
Con la llegada de los federalistas liberales encabezados por Francisco Morazán, los criollos altenses retomaron sus aspiraciones separatistas. Sin embargo, la población indígena del altiplano, mayoritaria y cercana a la Iglesia Católica, se mantuvo del lado conservador.
La tensión estalló en 1839 con revueltas indígenas reprimidas violentamente en Santa Catarina Ixtahuacán, lo que llevó a los comunitarios a pedir apoyo a Rafael Carrera. En enero de 1840, Carrera derrotó a las fuerzas altenses lideradas por el general mexicano Agustín Guzmán y recuperó el control para Guatemala.
Tras la caída del gobierno altense, Carrera fue recibido en Quetzaltenango como “libertador”, restituyó privilegios eclesiásticos y eliminó el impuesto personal indígena, consolidando la causa conservadora.
Finalmente, el 16 de septiembre de 1845, la Asamblea Nacional Constituyente emitió el decreto que dio vida oficial al Departamento de Quetzaltenango, marcando un hito en la organización política del occidente guatemalteco.
Este hecho histórico recuerda cómo Quetzaltenango pasó de ser el núcleo del separatismo liberal altense a consolidarse como uno de los departamentos más importantes del país.
