Radio Francia Internacional estuvo recorriendo el barrio Shaw de la ciudad de Washington, un enclave histórico de la comunidad afro-americana, para entender cómo se manifiesta hoy en día el legado de la lucha del reverendo Martin Luther King, asesinado el 4 de abril hace 50 años.
A sus 82 años de edad, Nathaniel Banks, es un feligrés devoto en la iglesia metodista de la calle 11 de Washington. Su tono pausado y su porte elegante para la misa del domingo, con traje gris y corbata azul, se combina con la seguridad que emana de quien sufrió la segregación racial que Martin Luther King luchó por abolir.
«Su legado aún es viable. Creo que hoy estaría desilusionado de estar vivo al ver donde estamos. Pero a la vez estaría lleno de esperanza porque no empezamos la carrera como un sprint. El sabía que la carrera es una maratón», asegura Banks, quien cree que la igualdad entre blancos y negros sigue lejos, 5 décadas después del asesinato de King.
Por eso, en el otoño de su vida, Banks se encomienda a su fe. «Las convicciones humanas no se cambian con legislación, y por lo tanto no hay una solución rápida. El Congreso no nos lo puede resolver», afirma.
El reverendo Segun Adebayo es el pastor de la iglesia baptista Macedonia, en la calle River en Washington. Adebayo lamenta la persistencia de la segregación contra los afroamericanos: «creo que el racismo sistemático aún prevalece, en especial con este gobierno en el poder. Si se sigue el movimiento en defensa de las vidas de los negros se ve cuanta gente muere y cómo nadie se hace responsable».
Según el censo nacional, los afroamericanos perciben poco más de la mitad que los caucásicos en salario: 43 mil dólares anuales de media por domicilio mientras que los estadounidenses blancos reciben 71 mil dólares.
Martin Luther King decía que las desigualdades no son solo laborales. La mayoría de los afroamericanos encuestados las vinculan con factores sociales fuertemente enraizados como la propagación de escuelas públicas decadentes para negros, la discriminación racial y la escasez de trabajo.
Sólo 4 de cada 10 familias afroamericanas son propietarias de sus domicilios, la mitad que los blancos. El desembleo entre los blancos es del 3,7 por ciento. Entre los negros se dispara al 6.8.
Según el reverendo Adebayo, la segregación de facto se mantiene «en cuestiones de vivienda, empleo o educación. Hay más jóvenes negros en la cárcel que en las universidades.» Las leyes de 1965 que King impulsó y que ilegalizaron la segregación racial comportaron como contrapartida una escalada contra la delincuencia que encarceló a millones de afroamericanos por delitos menores. Hoy en día, un afroamericano tiene 6 veces más posibilidades de ser encarcelado que un blanco a causa de un sistema policial y judicial con inercias racistas.
Según datos del FBI, 1 de cada 3 víctimas por armas de fuego a manos de la policía son afroamericanos, a pesar de constituir sólo el 13 por ciento de la población. La reverendo Lorraine Brown oficia en la iglesia metodista Marvel, de la localidad de Mount Airy, a las afueras de Washington, y considera que King «estaría muy triste porque seguimos perdiendo vidas de un modo irracional.»
Esta realidad no cambió con Barack Obama, primer presidente negro de Estados Unidos. Sólo la mitad de los afroamericanos creen que mejoró el clima en las relaciones raciales en América. «Creímos que representaría un cambio en la manera como el país respondería a cuestiones legales y de gobierno. Algunos dirían que nada de eso paso… si, un poco decepcionados», reconoce Nathaniel Banks.
Por su lado el revenrendo Brown responde: «No culpo al presidente Obama por la situación, culpo a nuestra sociedad.»
6 de cada 10 ciudadanos apuesta por más integración racial. Sin embargo, tres cuartas partes de los votantes del partido republicano (del presidente Trump) niegan que haya discriminación y vinculan el progreso de los afroamericanos a su voluntad de perseverar.
Con información de Radio Francia Internacional