Por Moisés Cottom |
El 5 de abril de 1994, Kurt Cobain, ícono mundial del grunge, se suicidó en su casa de Seattle, Estados Unidos. Aunque nadie lo supo hasta tres días después, cuando su cuerpo fue descubierto por Gary Smith, un electricista que trabajaba en la instalación de un sistema de seguridad para la residencia.
A pesar de los indicios de que Cobain, guitarrista y cantante principal de la célebre banda de rock Nirvana, se suicidó, algunos escépticos cuestionaron las circunstancias de su muerte y atribuyeron la responsabilidad a su esposa, también música y cantante, Courtney Love.
La salud mental y física de Cobain había ingresado en una espiral descendente, especialmente, a partir de un episodio acontecido algunas semanas antes en Italia, cuando el músico entró en coma y casi muere después de una ingesta que mezcló grandes cantidades de champán con ansiolíticos.
De regreso en su casa del vecindario Denny-Blaine, en Seattle, donde vivía con su esposa, Cobain amenazó varias veces con suicidarse y hasta fue necesaria una intervención policial que terminó por confiscarle varias armas de fuego, alguno días ante de que el músico aceptara a regañadientes internarse en una clínica de rehabilitación en Los Ángeles.
El 30 de marzo, Cobain abandonó la clínica sin informar a familiares ni amigos, lo que desencadenó una búsqueda frenética que involucró la participación de un detective, contratado por Love, que pudo localizar a la estrella del grunge en Seattle, aunque no logró regresarlo a Los Ángeles.
Mientras tanto, Cobain había convencido a un amigo para que le comprara un arma, alegando que la necesitaba para protegerse, y tras consumir suficientes barbitúricos y heroína como para alcanzar niveles prácticamente fatales, se suicidó de un disparo.