Por Fernando Castellanos |
El arqueólogo estadounidense, Hiram Bingham, llegó a la ciudad perdida de los incas, Vilcapampa, hoy conocida como Machu Picchu, el 14 de julio de 1911, y se proclamó su descubridor. Pero no fue el primer ser humano contemporáneo en estar ahí.
Las primeras referencias directas sobre visitantes de las ruinas de Machu Picchu indican que Agustín Lizárraga, un arrendatario de tierras cusqueño, llegó al sitio el 14 de julio de 1902 guiando a los también cusqueños Gabino Sánchez, Enrique Palma y Justo Ochoa.
Aunque la llegada a Machu Picchu por Lizárraga pudo ser previa, pues existen informaciones que sugieren que ya había visitado el lugar en compañía de Luis Béjar en 1894. En esa fecha Lizárraga plasmó un grafiti con su nombre en uno de los muros del Templo de las Tres Ventanas que fue posteriormente verificado por varias personas “Lizárraga 14 de julio de 1902”.
Incluso el tercer hijo de Bingham, Alfred M. Bingham, en la biografía que escribió de su padre Retrato de un explorador: Hiram Bingham descubridor de Machu Picchu menciona que encontró en la libreta de su padre la anotación de que “Agustín Lizárraga es el descubridor de Machu Picchu y vive en el pueblo de San Miguel”, además de que hace referencia a la anotación hecha en el templo por Lizárraga.
La historiadora peruana, Mariana Mould de Pease, defensora de la causa de Lizárraga y una de las principales reclamantes de que se devolvieran a Perú las piezas extraídas de Machu Picchu, sostuvo que el propio Alfred M. Bingham reconoció que su padre modificó su historia del descubrimiento hasta eliminar completamente la mención de Lizárraga en su libro La ciudad perdida de los Incas
Lo que tampoco se conoce es si fue el primer extranjero en visitar Machu Pichu. Algunos dicen que cuatro décadas antes un explorador alemán ya había estado allí y otros, que un grupo de misioneros habían ascendido en 1906.