La igualdad de género, el cierre de la brecha salarial y la financiación a programas que garanticen el avance de la mujer en la sociedad son la única manera de acelerar la evolución a un modelo de desarrollo sostenible, advierte Naciones Unidas como mensaje central en este Día de la Mujer.
«Hoy más que nunca necesitamos invertir en las mujeres, elevarlas a los roles de liderazgo, promover su acceso al crédito y potenciar el desarrollo de sus carreras profesionales y de sus negocios (…) Esto beneficia no solo a las mujeres, sino a toda la sociedad en su conjunto», insistió la directora de programas de ONU Mujeres en Uruguay, Magdalena Furtado.
Para el mundo, esta es una tarea urgente que no recibe la atención y el cuidado que debería. Desde la organización multinacional advierten que la igualdad de género, uno de los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, cada vez está más lejos. Una tendencia preocupante cuando ya queda menos de una década para llegar a la meta.
Las cifras son reveladoras. Según la ONU, más de 340 millones de mujeres y niñas seguirán viviendo en pobreza extrema en 2030. En el peor escenario, el cambio climático provocará que hasta 236 millones más de mujeres y niñas sufran inseguridad alimentaria para esa fecha.
Financiar la igualdad no es barato: se necesitan unos 360.000 millones de dólares adicionales por año para alcanzar el empoderamiento de las mujeres en todos los objetivos globales clave, incluidos el fin de la pobreza y el hambre, sin embargo, este es un gasto necesario.
Ubicar a más mujeres en posiciones de liderazgo y promover su integración igualitaria a la fuerza laboral es una de las maneras de garantizar avances sociales. También tiene sentido desde la búsqueda de crecimiento económico.
«La igualdad de género, además de un derecho humano, es un buen negocio», destacó Furtado en un video compartido en la red social X, durante un evento organizado por ONU Mujeres, el Banco de Desarrollo Iberoamericano (BID) y el gobierno uruguayo.
Brecha salarial a pesar de la educación y la experiencia
Los efectos de la epidemia de COVID-19 profundizaron problemas ya existentes y pusieron en evidencia la desigualdad en América Latina y el Caribe. En la región, se estima que 13 millones de mujeres perdieron sus empleos durante lo peor de la pandemia y su tasa de participación laboral se redujo en un 16 %, frente a un 10 % registrado entre los hombres, según un informe del BID publicado en 2023.
Esta crisis evidenció la vulnerabilidad de las mujeres como sector y revirtió parte de los avances logrados.
Según el estudio del BID, las mujeres obtienen un ingreso por hora menor que el de sus contrapartes hombres en 15 de los 18 países observados en la región, siendo las tres excepciones Costa Rica, Guatemala y Nicaragua.
La investigación resalta que esta diferencia desfavorable no se explica por factores medibles en encuestas, como la educación o la experiencia, y asegura que este indicador negativo se registra «incluso cuando las mujeres tienen mejor perfil laboral, por lo cual se asume que la brecha salarial está relacionada con factores normativos, sesgos y/ o discriminación».
En EEUU, la disparidad salarial se evidencia sobre todo en la comunidad de mujeres nativas, afroamericanas, asiáticas y latinas. Estas últimas llevan la peor parte, con pérdidas que ascienden a 1,218 millones durante una carrera de 40 años, según un informe reciente del Centro Nacional de Derechos de la Mujer (NWLC, en inglés).
«Las mujeres latinas reciben 57 centavos por cada dólar que se le paga a los hombres. La pérdida de 43 centavos por cada dólar se acumula a 30.450 dólares en ingresos anuales», insiste el registro que la oenegé con sede en Washington remitió a la Voz de América.
El NWLC también encontró que esta brecha se evidencia, incluso en el caso que las mujeres tengan el mismo nivel educativo que sus contrapartes hombres blancos no hispanos.
Las latinas con títulos profesionales dejarían de ganar casi 2,5 millones de dólares a lo largo de su vida laboral, mientras que aquellas con licenciaturas podrían perder entre 1,3 millones y 1,5 millones.
«Las mujeres latinas tendrían que trabajar tiempo completo hasta casi los 80 o 90 años, más allá de la esperanza de vida típica, para alcanzar los mismos ingresos que los hombres blancos no hispanos a los 60 años», destaca el NWLC.
Presupuestos con enfoque de género
Unas 614 millones de mujeres y niñas viven en zonas afectadas por conflictos, entre ellas muchas que acaparan las noticias, entre ellas Gaza, Ucrania, Haití, Sudán y Afganistán.
En estos contextos, este grupo tienen casi ocho veces más probabilidades de vivir en la pobreza que los hombres. A pesar de eso, menos del 1 % de la ayuda oficial al desarrollo se destina directamente a organizaciones de defensa de los derechos de la mujer, confirmó la ONU.
Para reducir el impacto negativo de los recortes al gasto público que un 75 % de los países mantendrán al menos hasta 2025, el organismo recomienda implementar propuestas de recaudación fiscal e incentivos con perspectiva de género como instrumentos para la reducción de la concentración de la riqueza, la desigualdad y fomentar la economía real.
«Las organizaciones feministas lideran la lucha contra la pobreza y la desigualdad de las mujeres en toda su diversidad. Sin embargo, están abogando y trabajando casi sin recursos (…) Es urgente financiar a las organizaciones feministas y de mujeres para impulsarlas», pidió Naciones Unidas en medio de su campaña anual.
Información Yeny García / Voz de América / Fotografía ilustrativa Mario Tumin