Por Moisés Cottom |
El 31 de enero de 1943, el mariscal, Friedrich Paulus, líder de la facción nazi, se rindió ante el Ejército Rojo soviético, capitulación que en contra de las órdenes de Adolf Hitler se rubricaría, el 2 de febrero de 1943, poniendo fin a la batalla de Stalingrado, considerada la más sangrienta de la historia.
La batalla de Stalingrado ocurrió en el contexto de la invasión nazi a la Unión Soviética, durante la Segunda Guerra Mundial, cuando Hitler declaró sorpresivamente la guerra, en junio de 1941, incluso cuando ambas naciones habían firmado un pacto previo de no agresión.
Con un aproximado a las 2 millones bajas, entre soldados de ambos bandos y civiles soviéticos, la batalla de Stalingrado es considerada la más sangrienta de la historia de la humanidad y es acaso la más famosa de la Segunda Guerra Mundial.