Horas antes de las seis de la tarde, Ana Patricia Peralta, una costarricense que se convirtió al Islam hace dos años, prepara la comida con la que se romperá el ayuno que inició ese día como parte de la celebración del Ramadán.
La comida la prepara en una pequeña cocina en la mezquita Luz y Fe, ubicada en el centro de la capital costarricense y la cual fácilmente podría pasar desapercibida a simple vista si no es por la vestimenta que utiliza ella y el resto de musulmanes que se congregan en el lugar.
No tiene la fachada de una mezquita convencional y está ubicada en el tercer piso de un viejo edificio donde hay libros de El Corán, que es el libro sagrado del Islam, pero también hay candelabros, y una especie de santuario alfombrado que es donde se arrodillan para orar a Dios ( Allāh).
«Nosotros llevamos una vida normal, los que trabajan siguen trabajando, los que estudian siguen en lo mismo, simplemente es un mes que lo dedicamos a la oración en algunos momentos, puede ser breve, pero oramos», explicó Peralta.
Es la segunda vez que Peralta celebra el Ramadán, un mes sagrado de ayuno para los musulmanes, en el que no pueden comer ni beber durante el día. Es el mes en el que llegó la primera parte del Corán al profeta Mahoma a través del ángel Gabriel.
Ella dice que pese a que en Costa Rica predomina la religión católica, nunca ha sentido algún choque cultural debido a las prácticas del Islam.
«Acá en Costa Rica, acá por ejemplo, se va a celebrar la Semana Santa y no hay nada que me impida que yo celebre mi Ramadán», dijo a la VOA.
Los musulmanes ayunan durante el mes del Ramadán por doce horas, de seis de la mañana a seis de la tarde. Este año el Ramadán inició el 11 de marzo y finalizará el 11 de abril. En esta ocasión el Ramadán se celebra en medio de una guerra en la Franja de Gaza, luego del ataque del grupo terrorista Hamás.
«El primer Ramadán que celebré fue difícil porque no estaba acostumbrada a ayunar, pero este segundo año ya me voy adaptando», dice Patricia.
Para romper el ayuno, los musulmanes comen alimentos ligeros, como agua y dátiles, una fruta originaria del Norte de África y Asia, la cual es usada como sustituto de azúcar en recetas de cocina.
Estadounidense celebrando el ramadán: «Me da paz»
Blaine Stephens Bower, un estadounidense de 32 años que se convirtió al Islam hace dos años, también se ha sumado a celebrar el Ramadán desde Costa Rica, país en el que vive desde el año 2018.
Bower dice que trabaja como auditor en una compañía en Costa Rica, pero a diferencia de la Semana Santa donde hay feriados, para el Ramadán «no hay celebraciones ni reconocimientos, ni nada así».
«En la compañía en sí normalmente envían un mensaje deseando feliz Ramadán a empleados y sitios que tienen varios musulmanes, como nuestras ubicaciones en el medio oeste, probablemente tienen celebraciones».
Bower acude a una mezquita ocasionalmente para orar y entregar el ayuno en el mes del Ramadán.
Dice que se convirtió la Islam porque logró encontrar varias respuestas a su vida y logró frenar la ansiedad. «Me da paz», expresó.
La presencia del islam no es tan fuerte en Costa Rica. Un estudio de 2021 de la Universidad de Costa Rica (UCR) reveló que el Islam representa el 01 % de las religiones profesadas en este país centroamericano, muy por debajo de la católica, que es un 47.5 %; seguida de la evangélica con un 19.8 %.
Pero los creyentes del Islam creen que esto no debe ser un obstáculo.
Hosam Said Mohamed, un musulmán proveniente de Egipto, es el líder de la mezquita Luz y Fe. Mohamed considera que es importante que las mezquitas estén presentes independientemente de la cantidad de feligreses.
En su mezquita se congregan diariamente entre 35 a 50 personas, pero los viernes pueden llegar más o menos hasta 60 ó 65 personas porque el viernes es la oración principal.
«Le podemos decir como la «misa» principal, a la una de la tarde y dura aproximadamente una hora», contó.
Información y fotografía Houston Castillo Vado / Voz de América