Por Fredy de León |
Cuatro hermanos originarios de Santa Catarina Palopó, Sololá, se han convertido en panaderos luego de que, a causa de las medidas de mitigación y prevención por la pandemia del COVID-19, tuvieron que dejar sus anteriores trabajos los cuales tenían relación directa e indirecta con la actividad turística en los alrededores del lago de Atitlán.
“Después de dos semanas de quedarnos en casa, descansamos, vimos televisión, compartimos con nuestras familias, pero llegó un momento en que ya no podíamos quedarnos de brazos cruzados, ante esto, mi papá nos sugirió que iniciáramos con este negocio con el que hasta ahora hemos sobrevivido”, dijo Jeremías Sajvín, uno de los hermanos.
Jeremías laboraba como capitán de una embarcación que, principalmente, ofrecía tours hacia los municipios ubicados al sureste del lago Atitlán. “Manejaba una lancha y ofrecía visitar mi municipio y otros, también me atrevía a acompañarlos como guía, aunque no estaba certificado, pero ganaba un poco más”, dice mientras agrega harina a los bollos preparados en la cazueleja que van al horno.
“Moisés conducía un vehículo de transporte de pasajeros, Gerardo era maestro, Walter mesero y los cuatro cambiamos nuestras actividades y ahora nos dedicamos a la elaboración de pan, el cual distribuimos en el municipio en dos puntos de venta”, dice Jeremías mientras se preparaba para abrir el horno y revisar el grado de cocción del pan.
Bernardino Sajvín, padre de la familia, dijo que él aprendió este oficio hace 36 años, pero solo lo desarrollaba en Semana Santa. “Gracias a Dios porque Él es primero, ellos están luchando en la vida, ahora no hay trabajo y con este oficio están ganando algo. Gracias a nuestros vecinos que han comprado pan puro de Santa Catarina”, afirma don Bernardino.
