Una estrategia para el diseño del futuro
Estamos por terminar un ciclo más en el Sistema Educativo Nacional guatemalteco, el cual estará culminando el 15 de diciembre para el sector oficial en todos los niveles, esperando retomar las actividades en febrero del año 2023, este año se han retomado las actividades de forma hibrida, a través de las llamadas burbujas experimentando un proceso nuevo en el proceso de aprendizaje tanto para los docentes como para el estudiantado en general.
El nuevo escenario educativo permitió demostrar que aun no estamos preparado para iniciar procesos de transformación, que no existe un futuro, único y cierto. Por el contrario, vemos que solo estamos ante una extensión de lo que sucedía antes de la pandemia y la declaración de una suspensión de clases presenciales, como si fuera una extensión del pasado inmediato, persistiendo las mismas tendencias inexorables e irreversibles.
Esto demuestra que seguimos con las mismas percepciones, decisiones y acciones convergentes de actores gubernamentales, cuyos valores, acciones, intereses y compromisos apuntan a la manutención de un sistema hegemónico, que define las jerarquías y objetivos de subordinación de la población masificada, contribuyendo en la imposición de paradigmas y construcción de una coherencia intelectual orgánica.
Por lo que deben surgir preguntas epistémicas que nos emocionen y apasionen como: ¿Qué futuro nos espera durante el año 2023?, ¿cómo serán las relaciones entre estudiantes, docentes, administrativos, padres/madres de familia y autoridades educativas?, ¿Nos preocupa realmente la educación?, ¿Cómo será el diseño, ejecución y control de la planificación educativa?, ¿La administración pública educativa tendrá la capacidad de manejar de forma adecuada e integra los procesos educativos? Y posiblemente una de las más importantes que hoy en día se ha invisibilizado ¿Cuál va a ser la postura del gobierno para darle respuesta a las necesidades educativas de los pueblos originarios ante el racismo, discriminación y exclusión? Preguntas claves ante el porvenir de la Nación guatemalteca.
El futuro nos atrae, nos intriga y es incierto para todos, quisiéramos conocerlo para poderlo modificar o cambiar, pero esto que tenemos a la vuelta de la esquina, no es un juego de azar, o de artes adivinatorias, premoniciones o predicciones mágicas. No cabe la menor duda que existen respuesta una más científicas y objetivas que otras, unos defendiendo posturas basadas en el método científico positivista y otros desde una visión naturalista subjetiva. Con frecuencia escuchamos aseveraciones exageradas y antagónicas con posiciones altamente destructivas.
Sin embargo, siempre estamos hablando del futuro, expresando frases muy conocidas “el futuro esta en la niñez y juventud”, “Debemos prepararnos para afrontar el futuro”, “El futuro es nuestro”, “El futuro es algo que no podemos evitar diseñarlo”, “Eduquemos al niño y a la niña para que sean buenos ciudadanos del futuro”, “Construyamos una mejor sociedad para el futuro”, etc. Frases que usamos como eslogan, totalmente ideologizadas pero carentes de validez, realidad y aplicabilidad.
El pasado es un holograma que visualizamos día con día, el presente lo estamos viviendo y el futuro es incierto, es el “por venir”.